Pocos planes hay tan buenos como una excursión con las familias. El sábado pasado nos adentramos por el cañón de los Cahorros, lugar de los puentes colgantes y del señor de los Anillos (Antonio vió la cueva de Gollum). El vértigo a los barrancos no nos detuvo, y el perro de Marcelo nos señaló el camino. Mención especial a Tito ¡que se trajo a toda la familia! Repetiremos.